Por: Hilda Ruth Flores Muñoz Guatemala, 19 de mayo de 2015 ¡Hola! Hace tanto que no sé nada de ti. Bueno, si he sabido, lo reconozco. Siempre te he defendido de tus detractores. ¡Ojalá me hubieras creído que siempre te sería leal! Ya no me duele escuchar de ti, ya no añoro verte otra vez, ya te he superado. ¿Cómo va todo? ¿Estás bien? Me alegra saber de ti. Me imagino que sigues cosechando éxitos, emprendiendo nuevos proyectos e innovando. Siempre he admirado tu inteligencia y tu espíritu emprendedor. ¿Sabes? Tenemos algo que nos une. Aunque sea un débil y casi invisible hilo, sigue sin romperse. Justo ayer estaba almacenando tus últimos recuerdos y hoy te apareces. De tu recuerdo queda sólo lo positivo. Así me gusta recordarte. Mi reacción emocional me ha asombrado. Esto significa que aún existe el sentimiento, de mi parte, claro está. Las mariposas en el campus lo confirman. Espero que en tu lista de contactos, al ver mi nombre recuerde
Amor y vida. El título está en alemán. Un idioma que muchos critican a priori por ser rígido, frío y muy estructurado, pero al aprenderlo se aprecia la armonía de su estructura y su intenso y a la vez sutil pronunciación. Una metáfora que concuerda conmigo.